César Manrique: pintor, escultor, arquitecto
El pasado mes de abril se cumplieron cien años del nacimiento de César Manrique (1919-1992), un creador polifacético que convirtió Lanzarote en su mayor obra de arte. Con ese motivo, la Fundación César Manrique (FCM) y el Cabildo de Lanzarote han organizado un amplio programa de actividades desarrollado bajo el lema «El desafío inmediato del presente: una humanidad contemporánea del futuro», que se prolongará hasta el 24 de abril de 2020.
Foto: Fundación César Manrique.
«Los canarios nunca han tenido una conciencia exacta del gran lujo que significa vivir aquí»
César Manrique nació en el barrio de Arrecife, Lanzarote. Pintor, escultor, arquitecto y artista multidisciplinar, estudió en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, y, tras varios años exponiendo por todo el mundo, en 1964 se trasladó a vivir a Nueva York, la meca del arte por aquel entonces.
Dos años más tarde, en 1966, regresó a Lanzarote para instalarse definitivamente en su isla natal, que en ese momento iniciaba su desarrollo turístico. Es entonces cuando inicia su proyecto más personal y ambicioso: utilizar la propia isla como el lienzo medioambientales. Miradores, jardines, intervenciones en el litoral, centros culturales … La lista es interminable y apabulla por su originalidad y modernidad imperecedera. En 1978 le fue otorgado el Premio Mundial de Ecología y Turismo.
Paralelamente al compromiso con el territorio insular, Manrique abrió su trabajo creativo hacia otras manifestaciones artísticas. Así, elaboró un nuevo ideario estético, al que denominó «arte-naturaleza/naturaleza-arte», que pudo concretar en sus intervenciones espaciales, un ejemplo singular de arte público en España: Jameos del Agua, su casa de Tahíche -hoy sede de la Fundación César Manrique-, Mirador del Río, Jardín de Cactus, etc.
Además de sus intervenciones en Lanzarote, ideó diferentes propuestas tanto en otras islas como Tenerife, La Gomera y El Hierro, como fuera del Archipiélago canario. Así, intervino en Ceuta, con el Parque Marítimo del Mediterráneo o en Madrid, con el centro comercial Madrid-2, La Vaguada.
Son intervenciones, obra pública fundamentalmente, en las que se mantiene un diálogo respetuoso con el medio natural y se ponen en relación valores arquitectónicos de la tradición local con concepciones modernas.
Falleció el 25 de septiembre de 1992, víctima de un accidente de tráfico, cuando salía en su coche de la fundación que lleva su nombre, en Taíche, en el municipio de Teguise. El coche conducido por Manrique, un Jaguar de su propiedad, fue alcanzado lateralmente en un cruce de la carretera por un jeep, cuyo ocupante resultó con heridas de carácter leve. El artista ultimaba los preparativos de su participación en los actos del Día Mundial del Turismo, previstos para esa misma semana en la isla.
Sin título, 1951-1953. Técnica: Monotipo / papel. Medidas: 42 x 51 cm
«Antes que nada me considero un pintor»
Escultor, pintor, paisajista, urbanista… César Manrique era cada una de estas cosas y todas las realizó con maestría, pero como él mismo reconocía, antes que nada, se sentía pintor. Manrique fue uno de los pioneros del arte abstracto en España.
En 1942 tuvo lugar su primera exposición individual en Arrecife, y con el auge del surrealismo en la década de 1950 fundó la galería Fernando Fé, la primera galería no figurativa de España. Durante esa época realizó murales en Lanzarote, como el del Aeropuerto de Guacimeta y el parador de Turismo de Arrecife, y en la península, y expone su trabajo en varios países. En 1954 realizó su primera exposición abstracta, junto con sus amigos los pintores Manuel Mampaso (1924-2001) y Luis Feito (1929).
En la década de los sesenta realizó múltiples exposiciones en España, Alemania, Inglaterra, Suecia, Italia, Austria, Brasil, Japón, Estados Unidos y Finlandia.
Los Jameos del Agua (1958) es la primera gran actuación de Manrique en el paisaje de Lanzarote, un maravilloso lugar donde es posible disfrutar de diferentes escenarios. Desde la piscina de aguas turquesas hasta un restaurante donde degustar comida típica de la isla pasando por un auditorio singular por sus características geológicas y condición acústica o una laguna de agua salada.
«Para mí, era el lugar más bello de la tierra. Y me di cuenta de que, si ellos eran capaces de verlo a través de mis ojos, entonces pensarían igual que yo»
El legado de César Manrique se extiende por toda España, pero es en su isla natal donde logró manifestar en mayor medida su amor por el paisaje. Estética, medio ambiente, patrimonio natural… son términos asociados a la figura de este icono del arte contemporáneo, que logró plasmar su talento en todo tipo de manifestaciones artísticas: desde murales abstractos y esculturas móviles balanceadas por el viento a miradores suspendidos en acantilados y lagos artificiales junto al mar.
Situada en en el centro geográfico de Lanzarote en el municipio de San Bartolomé, la Casa-Museo del Campesino (1968), es la obra con la que César Manrique reconoce el esfuerzo de los campesinos de Lanzarote, que se enfrentaron a las condiciones más adversas para dar vida al territorio. Está formado por una serie de edificaciones que se inspiran en el prototipo de arquitectura tradicional lanzaroteña, no reproduciendo un modelo concreto existente, sino conjugando los elementos tipológicos más característicos de las distintas zonas geográficas de la isla. En 1968, entre cinco burbujas volcánicas de gran tamaño, construyó el Taro de Tahiche, su casa. Una belleza única y un ejemplo de integración de una vivienda en la naturaleza que actualmente acoge la sede de la Fundación César Manrique. En el norte de la isla, en el Risco de Famara, César Manrique creó, en colaboración con el arquitecto Eduardo Cáceres y el asesor técnico y artístico Jesús Soto, el Mirador del Río (1973), desde donde contemplar La Graciosa y el resto del Archipiélago Chinijo. Para que los visitantes pudieran conocer el hábitat que se encuentra en el Parque Nacional de Timanfaya y sin influir de manera negativa en el ambiente, creó la Ruta de los Volcanes (1970), en las Montañas del Fuego. Una carretera estrecha que transcurre por el parque, construida de forma que el impacto tanto físico como visual fuera mínimo. El Jardín de Cactus (1990) fue la última obra de César Manrique en Lanzarote. Este jardín, construido en lo que era una antigua cantera de Guatiza que se había convertido en un basurero, acoge a 450 especies diferentes de cactus, cactus procedentes de todo el mundo conviviendo en una misma área.
«Siento un poco de miedo ante la avalancha turística que se avecina a Lanzarote»
Al regresar de Estados Unidos en 1964, empezó su campaña de sensibilizar a la gente de la Isla de Lanzarote para respetar el estilo tradicional arquitectónico. Explicaba a sus paisanos que no debían derribar las casas o una parte de ellas en mal estado para construir un garaje o una ampliación, empleando aluminio en vez de madera, y convenció al Gobierno de la Isla para que erradicara el uso de las vallas publicitarias del paisaje y de las carreteras.
La vertiente activista resulta fundamental para entender la figura de Manrique. Su implicación, la labor de denuncia que ejerció abiertamente, su confrontación directa con autoridades y promotores, y su compromiso con los valores culturales y paisajísticos de la isla, lo convirtieron en un símbolo, añadiendo a su personalidad creativa una dimensión sociopolítica inédita en el panorama artístico español.
Una parte importante de la escultura de César Manrique la constituyen los móviles, lo que él llamaba Juguete del viento. Son estructuras de hierro, compuestas de esferas, círculos, pirámides… que, con el viento, se vuelven etéreas y establecen un complicado movimiento rotatorio opuesto.
Hasta el próximo 24 de abril de 2020 tendremos la oportunidad de disfrutar de la obra de César Manrique, así como de su importancia para la isla, a través de una serie de actos programados por la Fundación: talleres, exposiciones, conferencias, mesas redondas, libros, documentales, eventos musicales con protagonistas de primer nivel… para homenajear y poner en valor a la figura lanzaroteña más sobresaliente de la historia contemporánea.
Consulta aquí en programa de actividades.
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Fotografías: Fundación César Manrique, Turismo Lanzarote y Mis Playas de las Canteras.
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