El hermanos Roca abrirán un bar de vinos naturales y tapas en el casco antiguo de Girona
Los Roca abrirán un bar de tapas en Girona
Josep Roca encabeza el proyecto que se ubicará en la plaza de los Mercaderes, con una capacidad de poco más de cuarenta sillas con platos de los años 70 de Can Roca como calamares a la romana pero también tortitas de camarón y vinos catalanes y andaluces
Josep Roca (Llibert Teixidó)
Les han propuesto hasta la saciedad abrir restaurantes, bares, coctelererías y todo tipo de establecimientos vinculados a la restauración en los más variados rincones del planeta. Pero los hermanos Roca se resisten. Sin embargo, poquito a poco van ampliando su huella en Girona, su ciudad, donde en torno a su emblemático Celler de Can Roca y la casa de sus padres, Can Roca, va creciendo su huella.
Los hermanos Roca no paran quietos. Dentro de pocos meses, nacerá un nuevo proyecto de restauración en el corazón del casco antiguo de Girona que combinará vinos naturales y tapas de los años setenta que tendrá el sello de Josep Roca. El sumiller de la bodega ha ideado un proyecto que quiere evocar la inmigración de los años setenta en Girona, muchos de los cuales eran andaluces. El hermano mediano de los Roca está preprarar ya la puesta en marcha del nuevo local, situado en la plaza de los Mercaderes, donde hasta hace unos meses fue el restaurante Mon Tío.
Además de las heladerías Rocambolesc en las que venden los helados de Jordi Roca, el único modelo que sí han expandido, ahora suman Casa Cacao, que abrirá en breve en el centro de la ciudad y que aglutina hotel (dirigido por Anna Payet, esposa de Joan Roca) y una fábrica de chocolate con el sello del menor de los hermanos.
Si muy tímidamente pusieron un pie en el negocio de los bares de vinos asociándose con los propietarios de Plaça del Vi, 7 (Roger Visuà y Carles Horta), ahora Josep Roca ha sucumbido a la tentación de quedarse con el espacio que ocupaba Mon Oncle, un imprescindible en la ruta de los vinos naturales, una idea que sus hermanos han apoyado sin dudarlo. “Es un espacio situado en un entorno muy acogedor, con una terraza muy agradable y un local pequeño, en el que queremos mantener el alma que le dieron los propietarios del Mon Oncle”.
El sumiller afirma que está muy «ilusionado» con el nuevo establecimiento y piensa ser a menudo el local. Josep Roca ha explicado que en breve comenzarán las obras para tenerlo todo listo en pocos meses. Roca explicó sin embargo, que piensa mantener el estilo del anterior restaurante que había en el local y que sólo hará algunos «retoques». Para este pequeño cambio, que quiere mantener «una patina de calidez», ha pedido la colaboración de Marie Dumonceau, ligada al antiguo restaurante Mon Tío, para que les ayude con la decoración. Está previsto realizar un suelo estocado y cambiar la cocina. Pero poco más . La capacidad del local es de poco más de cuarenta sillas , además del espacio que haya por la terraza del exterior.
Confiesa Josep Roca que le hace ilusión plantearse el bar, que seguramente se llamará Boca Seca, como un Can Roca en versión de bar de tapas, con una oferta en la que convivirán elaboraciones como el bocadillo de riñones al Jerez que tomaban de niños en el bar de sus padres y una tortilla de camarones. “Es un ejemplo de ese mestizaje con el que crecimos en el barrio de Taialà, un barrio de inmigrantes, y donde también está el origen de mi pasión por los vinos de Jerez”. Habrá también otros vinos de pequeños elaboradores, sin duda proyectos con alma elegidos por el sabio sumiller.
Fuente y Fotografia: www.lavanguardia.com
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