Tag Archive for: finacieros

¿Qué es la slowbalization?

La Slowbalization, la nueva etapa del comercio

Tras la crisis financiera de 2008 arranca un periodo de frenazo de la globalización que se ha visto impulsado por la pandemia y la guerra en Ucrania y que, poco a poco, está cambiando las reglas del comercio. Un nuevo escenario para el que las empresas deben prepararse.

Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional desgrana las que, para este organismo, han sido las cuatro etapas que el comercio mundial ha experimentado a lo largo de los últimos 200 años y adelanta una nueva era que bautizan como slowbalization, que es fundamental conocer, ya que será la que marque los intercambios en las próximas décadas.

Pero vayamos por partes, y antes de profundizar en la novedad, hagamos un breve recorrido por las cuatro eras del comercio.

Todo arranca con la revolución industrial en una primera etapa que, según el FMI, abarca de 1870 a 1914. Entonces el patrón oro facilitó el comercio, que también fue impulsado por los adelantos en el transporte, que redujeron los costes y aumentaron el volumen que se exportaba a otros países. El crecimiento fue tal que algunos economistas consideran este periodo como la primera señal de la globalización que más tarde vendría.

La slowbalization, la nueva etapa del comercio

La slowbalization, la nueva etapa del comercio

Un periodo de casi globalización que se frenaría en seco con la Primera Guerra Mundial 

y que sólo terminaría tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Unos años que van de 1914 a 1945 en el que los flujos comerciales globales se redujeron de forma drástica. Todo ello por los conflictos internacionales (no hay que olvidar que también tuvo lugar la Revolución Rusa en esos años), y el consiguiente aumento del proteccionismo en los países. Esto terminó con el reinado del patrón oro y obligó al comercio a ser mucho más regional ante las importantes barreras comerciales que se impusieron para preservar a la industria nacional.

El FMI califica la siguiente etapa que va de 1945 hasta 1980 como la era de Bretton Woods, por los acuerdos alcanzadas por Naciones Unidas en un encuentro realizado en dicha localidad del estado de New Hampshire en EEUU, donde se finalizó con la era del proteccionismo. Paralelamente se trató de impulsar un tipo monetario de cambio que tenía al dólar como referencia y que propició una política comercial más enfocada en el librecambismo. Como es por todos conocido, este periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial situó a EEUU como primera potencia económica y comercial del mundo, una posición que aún no ha abandonado. Con todo, Europa y Japón también aprovecharon este periodo para impulsar su crecimiento.

A continuación llega el momento de la era de liberalización, que arranca en la década de los 80 y que sigue vigente hoy en día, aunque el FMI considera que a partir de 2010 comenzó su declive. Un periodo en el que se tumbaron la mayoría de las barreras comerciales, también con China, y se generó una cooperación comercial y económica nunca vista en la historia entre todas las potencias mundiales. Además, la creación en 1995 de la Organización Mundial del Comercio sólo vino a corroborar un necesario control de los ingentes acuerdos comerciales que se firmaron en las pasadas décadas. Un periodo que parece que ha tocado techo y que está dejando paso poco a poco a otro, que es en el que las empresas deben aprender a moverse con prontitud.

¿Qué es la slowbalization?

¿Qué es la slowbalization?

¿Qué es la slowbalization?

El Fondo Monetario Internacional impulsa un nuevo término para definir la ralentización progresiva de la globalización tras la crisis financiera mundial de 2008

La globalización, definida como la libre circulación de las ideas, las personas, los bienes, los servicios y los capitales a través de las fronteras nacionales, ha pasado por varias fases. La última de todas ellas, según la terminología impulsada por el Fondo Monetario Internacional, es la era de la slowbalization, que se inició con la crisis financiera de 2008 y “amenaza con deshacer la integración que ha mejorado la vida y los medios de subsistencia de miles de millones de personas”.

Tras siglo y medio de datos, la evolución de la globalización puede medirse con un KPI claro: la apertura comercial entendida como la relación entre la suma de exportaciones e importaciones de todas las economías y el producto interior bruto mundial. En base a esta métrica, el FMI define cinco fases claras:

  • La primera, desde finales del siglo XIX hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, estuvo marcada por la expansión del comercio mundial gracias al patrón oro y los avances en el transporte.
  •  La segunda, que se extendió hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, supuso un drástico retroceso de la globalización debido a los conflictos internacionales y al auge del proteccionismo.
  • Los acuerdos de Bretton Woods, que impulsaron al dólar como moneda de referencia internacional inauguraron la tercera etapa marcada por la recuperación de la postguerra y la liberalización del comercio.
  • Estados Unidos en 1971, no pudo mantener la convertibilidad dólar-oro y se inició la cuarta etapa marcada por una cooperación económica internacional sin precedentes, que incluyó la integración de China y el antiguo bloque soviético, la creación de la Organización Mundial del Comercio y la aceleración de los intercambios comerciales.
  • La crisis financiera de 2008 marcó un punto de giro en este proceso para entrar en la quinta etapa: vivimos en la era de la slowbalization, lo que supone un debilitamiento del apoyo político a la apertura comercial en medio de crecientes tensiones geopolíticas y el horizonte de una posible fragmentación geoeconómica.

Se trata de la Slowbalization, que para el FMI arranca en 2008, aunque es ahora cuando se está haciendo más palmaria. Es la ralentización de la globalización que nació a raíz de la crisis financiera de 2008, un hecho que frenó en seco la apertura comercial. También provocó que los lideres mundiales se dieran cuenta de los riesgos de la liberalización total. Esto ha impulsado las tensiones comerciales y geopolíticas, cuyo primer gran ejemplo fue la crisis comercial entre EEUU y China que dio lugar a la implantación de aranceles entre ambos países, muchos de los cuales aún perduran.

Por si fuera poco, en pleno periodo en el que se han ido rompiendo importantes acuerdos comerciales, llegaron dos acontecimientos que han puesto de relieve los peligros que también puede traer la globalización. Son la pandemia del Covid en marzo de 2021 y la guerra de Ucrania que arrancó en febrero de 2022. Ambos hechos no tienen nada que ver, pero han servido para demostrar el riesgo que para muchos países tiene que la fabricación de muchos productos básicos se realice a miles de kilómetros de distancia. No en vano, los problemas en las cadenas de suministro han tenido un impacto tan negativo que aún perdura y que provoca que la desbocada inflación siga sin estar controlada en la mayoría del mundo. Por si fuera poco, la invasión de Rusia a Ucrania también ha evidenciado el error que implica que un aspecto tan sensible como la energía esté en manos de países poco confiables. Algo que en Europa sabemos bien por la alta dependencia del gas y el petróleo.

GLOBALIZACIÓN Y TRANSFORMACIÓN

Esto no quiere decir que todas las fábricas que deslocalizaron su actividad durante las pasadas décadas vuelvan a levantarse en los países de origen. Eso ocurrirá en algunos aspectos concretos. Pero lo que realmente está ocurriendo es que la globalización mundial está dejando paso a una globalización regional. En otras palabras, el comercio entre América y Europa, por ejemplo, perderá una fuerza que recuperará el que se realiza entre los propios países de la UE. Lo mismo ocurrirá con China, que reducirá su peso como fábrica del mundo para vender más productos en Asia.

En definitiva, se están sentando las bases de un mundo comercial más regionalizado, que busca impulsar la actividad con países vecinos y potenciales aliados. Una nueva tendencia a la que también está contribuyendo el mayor temor a los ciberataques y el mayor poder económico de lo que se conoce como el mundo emergente, que impulsa la demanda interna en muchos países que antes sólo vivían para vender sus bienes a Europa o EEUU.

Las empresas deben ser plenamente consciente de esta transformación que se está produciendo en el ámbito del comercio mundial. Pero no sólo a la hora de definir una estrategia de crecimiento a nivel internacional. También de cara a transformar su red de proveedores, ya que en poco tiempo habrá muchas opciones en mercado más cercanos.

Software de gestión financiera

TalentiaHay pocos procesos, en la vida corporativa, que generen tanta desidia y conflictos como la elaboración de los presupuestos anuales que, en algunos casos, se tornan irrelevantes o dejan de reflejar la realidad del mercado a la que hacen referencia en cuanto son aprobados.

De hecho, son muy pocos los financieros que disfrutan del proceso mismo de elaboración presupuestaria. Casi nunca parecen equipararse los esfuerzos necesarios para presupuestar con los resultados y beneficios estratégicos obtenidos. No obstante, una correcta elaboración presupuestaria, con una nueva perspectiva, es clave para el éxito de cualquier organización actual.

El apoyo estratégico de una contabilidad financiera renovada

Dentro de la concepción clásica de contabilidad —un área asociada a tareas grises, con escaso efecto real en la vida empresarial —, el presupuesto se ha concebido como una herramienta útil sólo para altos ejecutivos, pues les permita dirigir y controlar la organización desde una sede central. Esto no ha hecho más que afianzar la — falsa — idea de que el presupuesto estaba, en parte, desvinculado de la marcha real de la empresa o de las condiciones tangibles del mercado, en un momento determinado. Además, este concepto erróneo de la contabilidad financiera y el presupuesto ha acrecentado su «mala prensa» en el resto de departamentos y favorecido los conflictos entre las áreas directivas y financieras.

Buenas prácticas con los presupuestos

Un experto del sector como David Geere, de Deloitte Analytics, asegura que “el presupuesto debe confirmar y contribuir en la dirección estratégica de la organización”.

Para que esto sea así conviene llevar a cabo una serie de buenas prácticas en la elaboración del presupuesto anual.

La primera y una de las principales es la comunicación. Resulta más efectivo cuando el equipo directivo comunica a todo el equipo de trabajo objetivos y ratios financieros y de procedimiento claros y realistas, más allá de negociaciones y enfrentamientos interdepartamentales o distribución de formularios para rellenar.

Por otro lado, el presupuesto debe ser realista y estar estrechamente vinculado, tanto a las condiciones reales del mercado como a las líneas estratégicas de la empresa. También es importante que se disminuyan los ciclos de tiempo necesarios para la elaboración de un presupuesto «mejorado» con esta nueva perspectiva transformadora, aumentando su eficiencia y disminuyendo las fricciones derivadas del proceso, haciendo partícipe del presupuesto a toda la organización, de manera integral.

Algo más que ratios financieros

No obstante, el presupuesto es una herramienta clave para el desarrollo de la empresa y la consecución de sus objetivos, tanto financieros como corporativos. Una concepción más amplia y adaptada a la realidad actual del concepto de presupuesto permite la evolución de esta herramienta, de un ejercicio altamente politizado, basado en el rellenado de formularios y hojas de cálculo a una herramienta transformadora de primer orden que permita la evolución y el crecimiento empresarial, acorde a las necesidades actuales de los mercados y las dinámicas de trabajo.

El software de gestión financiera y una nueva perspectiva del presupuesto

Para llevar a buen puerto esta nueva perspectiva de los presupuestos anuales, es necesario contar con las herramientas apropiadas, comprometidas con esta filosofía de trabajo y consciente de todo el potencial transformador que implica.

Un software de gestión financiera permite un mejor consumo, flujo y manejo de datos, la validación permanente del flujo de trabajo, la recolección de información de calidad y elaboración de informes útiles y exentos de fallos y la mejora ostensible del trabajo en equipo, alineado con una estrategia corporativa determinada.


Si desea más información sobre este tema te invitamos a descargarte la Guía Práctica “El proceso de elaboración del presupuesto: retos y buenas prácticas”. Haz clic aquí.